Trabajar solo cuatro días en lugar de cinco, pero con el mismo salario. Puede parecer un sueño maravilloso para muchos empleados, pero pronto podría convertirse en realidad gracias a la digitalización cada vez mayor y a la constante evolución de la inteligencia artificial. Las herramientas tecnológicas y la automatización podrían permitir a los trabajadores gestionar su carga de trabajo y realizar sus tareas de forma más rápida y eficiente. Las tareas rutinarias repetitivas o mecánicas que requieren mucho tiempo podrían automatizarse gracias a la IA, lo que liberaría a los empleados y les ahorraría tiempo. A pesar de la reducción de la jornada laboral, los empleados siguen siendo solo tan productivos como antes y alcanzan el mismo rendimiento laboral, por lo que la semana laboral estándar de cuatro días está más cerca que nunca.
Hubo un tiempo en que la productividad y el esfuerzo de los empleados se medían en horas. Para muchos trabajadores (en puestos tradicionalmente de oficina), calcular las horas de trabajo ya no es tan sencillo como fichar al entrar y al salir. Internet, los dispositivos móviles y la introducción de lugares de trabajo híbridos, en casa y electivos han cambiado el lugar de trabajo, permitiendo a las personas realizar sus tareas donde y cuando lo necesiten o quieran.
Una de las desventajas de estas nuevas libertades es la posible pérdida del equilibrio entre la vida laboral y la personal, o la difuminación de las líneas entre ambas. Para abordar esta cuestión, una iniciativa que ha cobrado impulso en los últimos años es la introducción de la semana laboral de cuatro días, con la idea de animar a la gente a trabajar de forma más inteligente, no más dura.
Los defensores de este enfoque argumentan que el principio de una semana laboral reducida de cuatro días mejora el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, reduce el estrés y aumenta la eficiencia, mientras que los críticos se preocupan por la continuidad de la actividad empresarial y los posibles retos de productividad. Por lo tanto, el éxito del régimen de la semana laboral de cuatro días depende de que se mantengan o, preferiblemente, se aumenten los niveles de productividad, un beneficio que también puede ayudar a abordar la escasez de mano de obra, al tiempo que los trabajadores logran un mejor equilibrio entre su vida laboral y personal.
Muchas empresas y gobiernos han puesto a prueba este concepto, y los ensayos han arrojado resultados positivos en cuanto al bienestar y la retención de los empleados.