La accesibilidad digital es fundamental para garantizar que el lugar de trabajo dé soporte a todo el mundo por igual, incluidas las personas con discapacidad. Más de 1000 millones de personas (o el 16 %) en todo el mundo viven con alguna discapacidad, lo que las convierte en el grupo minoritario más grande del mundo. Sin embargo, según las estadísticas, las personas con discapacidad se enfrentan a importantes barreras en el ámbito laboral: tienen un 50 % menos de probabilidades de encontrar empleo. Incluso las personas con discapacidad que tienen títulos superiores ganan 21 000 dólares menos al año que las personas sin discapacidad. Garantizar que todas las personas, independientemente de sus capacidades, tengan condiciones de trabajo iguales, justas y completas es una obligación moral y ética. Esto también incluye la accesibilidad a las tecnologías digitales.
En algunos países europeos ya existen requisitos legales al respecto. Además, el 28 de junio de 2025 entró en vigor la Ley Europea de Accesibilidad (EAA), cuyo objetivo es armonizar las leyes nacionales y establecer normas mínimas de accesibilidad para las personas con discapacidad. El incumplimiento puede dar lugar a multas. En un solo caso, las sanciones administrativas pueden oscilar entre 5000 y más de 250 000 euros por infracción, en función de la gravedad del incumplimiento. Se pueden aplicar multas recurrentes de hasta 1000 euros al día hasta que se tomen medidas correctivas, y se puede denegar el acceso al mercado a los productos o servicios que sigan incumpliendo la normativa. Además de las consecuencias legales y financieras, también hay que temer los riesgos para la reputación.
Sin embargo, estos se ven compensados por los beneficios más amplios: la accesibilidad digital fomenta un entorno de trabajo más inclusivo y equitativo, lo que beneficia a todos los involucrados y ayuda a las empresas a cumplir sus objetivos ESG.
Entonces, ¿qué tecnologías pueden contribuir a la accesibilidad digital?
¿Qué significa la accesibilidad digital?
Una mejor accesibilidad conduce a una mayor calidad de vida en el lugar de trabajo, lo que significa que las empresas se benefician de un mayor compromiso, una menor rotación de personal y una mayor satisfacción laboral. Esto, a su vez, no solo puede aumentar la productividad —hay cifras que muestran un 25 % más de productividad que la media del sector en las empresas líderes en la inclusión de personas con discapacidad—, sino que también fomenta la generación de ideas, la innovación y la colaboración.
Al mismo tiempo, las empresas buscan ampliar su reserva de talento, lo que no es un factor insignificante dadas las tendencias demográficas. Las empresas que asumen un papel pionero tienen más probabilidades de atraer y retener talento diverso y de construir una reputación positiva como empleadores inclusivos.
Además, un estudio de Accenture muestra que las empresas que dan prioridad a la inclusión de las personas con discapacidad obtienen unos ingresos un 28 % superiores. Por el contrario, la exclusión de las personas con discapacidad del lugar de trabajo puede reducir el PIB de un país hasta un 7 %.
Sin embargo, alrededor del 70 % de las discapacidades son invisibles, lo que hace aún más difícil diseñar lugares de trabajo accesibles, debido al número de personas que deciden no revelar su discapacidad en el trabajo para evitar el estigma o la discriminación. Por lo tanto, es aún más importante que la accesibilidad se incorpore como norma desde el principio en el lugar de trabajo, en las políticas, en las formas de trabajar y también en las tecnologías digitales.
Por lo tanto, la tecnología accesible debe diseñarse intencionadamente para incluir, y no excluir, a las personas con discapacidades permanentes o a cualquier otra persona que pueda tener dificultades de acceso temporales, como lesiones, por lo que la accesibilidad digital también es clave para ello.