1. HAZ QUE LA COLABORACIÓN FUNCIONE, ESTÉS DONDE ESTÉS
El trabajo en remoto ofrece a los empleados menos oportunidades para hablar y relacionarse con sus compañeros, y algunas personas experimentan esto como un aislamiento social. Sin embargo hay muchas herramientas que nos permiten seguir estando conectados si somos capaces de hacer el cambio mental del mundo físico al virtual.
La mensajería instantánea y las tecnologías de colaboración ofrecen comunicación instantánea vía vídeo para los empleados, de una forma segura y conectada que traspasa las diferentes ubicaciones.
Un buen consejo: No descartes el tener charlas informales como los que tendrías en la cocina de la oficina o en el dispensador de agua. O incluso se puede quedar para tomar un café durante 15 minutos con los compañeros de trabajo para ponerse uno al día.
2. NAVEGA LAS CONEXIONES VIRTUALES
Más del 60% de los trabajadores confirman que lo peor de las reuniones virtuales son las interrupciones, el que todos hablen a la vez y los problemas técnicos de la conexión. Hay que acostumbrarse a que las reuniones virtuales transcurran igual que las físicas.
Asegúrate de haber preparado y probado tus herramientas de colaboración con antelación a tener que utilizarlas. Muchos sistemas tienen mecanismos de prueba precisamente para esto.
Un buen consejo: Si organizar reuniones virtuales no te hace mucha gracia, empieza la reunión estableciendo las reglas para que todos los participantes tenga las mismas oportunidades de participar, y sigue puntualmente la agenda.
3. GESTIONA LOS LÍMITES ENTRE TRABAJO Y HOGAR
Los trabajadores remotos se encuentran muchas veces con el problema de no poder separar física y psicológicamente el entorno laboral del personal, y del efecto que eso produce en estos dos ámbitos.
Cada persona debe adaptarse a esta situación, pero hay que ser capaz de estar abierto en cuanto a los planes, y hacer que los otros habitantes de la casa comprendan cuál es la situación si, por ejemplo, una puerta está cerrada mientras uno está trabajando.
Un buen consejo: Establece tu horario laboral y cúmplelo. Esto incluye vestirte por la mañana y establecer descansos regulares durante el día para poder atender las responsabilidades personales. El resto del tiempo lo dedicas al trabajo.
4. SÉ PRODUCTIVO
Siempre se suscitan dudas sobre cómo organizar el trabajo flexible y la preocupación porque éste impacte en el rendimiento si los empleados no son vigilados de cerca.
Las buenas noticias son que las estadísticas muestran que las empresas que ofrecen a sus empleados la posibilidad de trabajar en remoto tienen un 25% menos de rotación. Depositar la confianza en las personas adecuadas obtiene buenos resultados. Pero si tu empresa es una de esas que todavía no está convencida, entonces establece las comprobaciones y los KPI necesarios, de forma que los resultados sean los que marquen la productividad, no el “estar en la oficna”.
Si tienes problemas en el campo de la automotivación como trabajador remoto, defínete una “zona de trabajo”, que puede ser tu mesa de trabajo o un espacio en tu cocina, o en el jardín, de forma que asocies estar allí con estar trabajando.
Un buen consejo: Trabaja en una habitación distinta a aquella en la que empiezas y terminas el día, para establecer más fácilmente la transición entre estar trabajando y no estarlo.
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