¿Cómo funciona RFID?
Los sistemas RFID consisten en un chip, también llamado una etiqueta (tag) y un transpondedor, lector o escáner. La mayoría de los chips de uso cotidiano son chips pasivos. Son pequeños y ligeros, con una pequeña antena y se pueden adherir a los objetos con una pegatina. Sólo pueden almacenar una cantidad pequeña de información, y su rango de acción es de centímetros. Más aún, los chips RFID pasivos no disponen de una fuente de energía propia. Para activarse necesitan recibir señales de radio de un transpondedor.
Además están los chips RFID activos. Normalmente tienen su propia fuente de energía y pueden almacenar mucha más información. Incluso sin la presencia de un lector, pueden enviar y recibir datos. Los chips activos pueden tener el tamaño de un libro, disponer de una antena grande y su señal puede extenderse varios kilómetros.
¿Qué usos tiene?
La tecnología RFID es muy utilizada en producción y logística. Permite a las empresas controlar fácilmente su cadena de suministro. Pueden asegurar cuestiones como el mantenimiento de una cadena de frío o localizar objetos perdidos de forma inmediata.
Los chips RFID ahorran mucho tiempo: Los objetos que disponen de un chip RFID se pueden escanear automáticamente simplemente pasando un transpondedor. Ya no hace falta registrar producto a producto leyendo cada uno de sus códigos de barras.
También se utilizan en comercio electrónico. Las empresas de moda como Zara o Gerry Weber utilizan esta tecnología para registrar sus productos. RFID facilita considerablemente el hacer inventario de un stock. Los clientes que visitan una tienda online y los empleados de las tiendas físicas pueden saber de forma inmediata cuáles son los productos que están disponibles. Si los chips se recuperan en el punto de venta, también pueden ser reutilizados.
Otro ejemplo de aplicación práctica es el HomeTag de Lufthansa. Estando aún en su propia casa, el pasajero puede imprimir su HomeTag, que contiene toda la información relevante, y pegarlo en su maleta. En el aeropuerto, personal de Lufthansa adhiere a la maleta un dispositivo con un chip RFID, que contiene toda la información relevante sobre esa pieza de equipaje. Si se pierde una maleta, se sabe de forma inmediata dónde está.
¿Cómo pueden beneficiarse las PYMEs de la tecnología RFID?
RFID tiene también potencial en la reparación y mantenimiento de vehículos y máquinas. Un chip RFID puede informar de forma autónoma de un componente defectuoso.
También se pueden etiquetar los alimentos con RFID. Los transpondedores se encargan de registrar todos los productos al salir de la tienda, crean una factura y se la envían al cliente. Se acabó esperar en la fila de supermercado y que tengan que escanear nuestra compra. EDEKA lo está utilizando ya en algunas tiendas de Alemania en un programa piloto. Amazon lo está utilizando ya también en los Estados Unidos.
Para las PYMEs un caso interesante es el reemplazo de los códigos de barras por chips RFID. Todos los negocios tienen en algún momento que plantearse la necesidad de etiquetar sus productos. Por fuera los chips son muy parecidos a los códigos de barras en cuanto a tamaño y peso. Eso sí, los chips RFID cuestan un poco más, pero con el tiempo que nos ahorran, aumentan la rentabilidad, dado que los empleados trabajan más eficientemente. Dependiendo de sus costes de logística, las PYMEs deben calcular con cuidado en qué momento les va a interesar pasarse a RFID.
¿Tiene algún riesgo?
Una de las preocupaciones de los consumidores a la hora de aceptar el uso de sistemas RFID es la seguridad. Alguien podría capturar los datos, como por ejemplo en el momento de pagar con una tarjeta de crédito. Algunos clientes están preocupados de que esta información puede ser mal utilizada.
Pero también hay solución a este problema. Es muy difícil adquirir los datos de un chip RFID a menos que esté enviando o recibiendo datos en un determinado momento. Para capturar los datos se requiere que un escáner esté dentro del radio de acción de un chip RFID. Los chips pasivos tienen un rango tan pequeño que es muy difícil que esto ocurra. También puedes llevar tus tarjetas de crédito y las llaves de tu coche en un bolsillo aislado contra radiofrecuencia, con el fin de protegerlos. No tiene que ser nada tecnológicamente avanzado. Con un envoltorio de papel de aluminio es suficiente para evitar que se establezca una comunicación no deseada.